Madrid, España
Este evento es destacable este año porque se celebra la inauguración de una de las pinacotecas más importantes del mundo.
En el Madrid del siglo XIX, convaleciente apenas de la guerra devastadora que se llamó de Independencia, una de las más crueles guerras napoleónicas, el Museo del Prado, abierto cinco años después de la marcha de los ejércitos imperiales, iba a constituir desde entonces uno de los principales atractivos de la capital de España, que seguía manteniéndose como una villa menor, con pocos atractivos que tuvo que esperar a la llegada del Borbón Carlos III que fue quien tomó la decisión de levantar el edificio que vino a ser el gran Museo del reino. Y el buen rey Carlos introdujo una serie de proyectos para darle a Madrid la categoría que le correspondía como la capital del imperio más extenso del mundo. Y entre las reformas de Carlos III le llegó el turno a la urbanización del Paseo del Prado, desde siempre esparcimiento tradicional del pueblo madrileño, Villanueva es la gran figura del clasicismo dieciochesco español y su obra capital es sin duda el edificio del Museo del Prado.
Las colecciones que contiene vienen de las pinturas acumuladas primero por la familia de los Austrias hasta los Borbones que fueron adquiriendo más acervo. Por una parte la colección se construía en base a las propiedades reales, luego se fueron acrecentado con arte religioso donado por o comprado a conventos y monasterios, y también a la actividad de pintores que obtenían mecenazgos reales, desde el Ticiano hasta Goya pasando por una enorme colección de arte de los países bajos cuando estos formaban parte del Imperio.
Las colecciones van llegando al edificio diseñado por Villanueva inaugurado en 1819. Durante el gobierno de Fernando VII, después de la derrota a los franceses , la esposa del rey Maria Isabel de Braganza se interesó en el proyecto del Museo Real de Pintura pero murió un año antes de que éste se inaugurara. Cuando finalmente se abre lo hace con l500 obras de las cuales se exhibirán unas cuantas al público en general que sólo podrá admirarlas un día a la semana y el resto del tiempo sólo podían acceder estudiosos e investigadores de arte A la muerte de Fernando VII se plantea el problema de la propiedad de muchas de las obras, si es del monarca o de la corona. No se ha estipulado una ley de propiedad y esto va a generar un verdadero dilema. Finalmente durante el reinado de Isabel II, ella logra mantener la unidad de la colección y adjudicarla a la corona. Sin embargo en 1868 la Revolución Gloriosa destrona a Isabel y la colección pasa a ser propiedad del Museo y por ende del estado.
Y así, entre infinidad de problemas de todo orden la colección del museo se va incrementando hasta llegar a ser lo que es hoy en día.
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