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Hortensia Contreras

Bob Dylan

El músico, poeta, trovador , nacido en Duluth, Minnesota, E.U. en mayo de 1941, con el nombre de Robert Zimmerman, es el poeta que ha dado forma y sustancia a el arte oral de su país y del mundo durante la segunda mitad del siglo XX y principios del actual. Con canciones como Blowin’ in the Wind, y The Times they are a-Changing, despertó en la juventud norteamericana una conciencia social que había permanecido dormida desde la década de los cincuenta. Tambourine Man, Chimes of Freedom, Visions of Johanna, inspiraron a miles a buscar un estilo de vida diferente, a renunciar al establishment, a denunciar la guerra y la violencia y a buscar respuestas en la vida en comunas, o en las drogas o en las religiones orientales.


El mensaje de Dylan, aun en su más oscuro talante místico, tenía el talante de una verdad profunda y cristalina.


En realidad la ironía, una de tantas en su meteórica carrera, es que Dylan nunca quiso jugar los roles que le adjudicaron como personaje publico: profeta radical, guru, mesías. No, eso no lo quería, las mesías tendían a vivir en medio de la violencia, y Dylan no tenía el más mínimo gusto por el martirio. La verdad, simple y directa era que lo que en el fondo buscaba era ser -en sus propias palabras- “más grande que Elvis Presley”.


Y cómo bien lo describe Joan Baez, una de sus amigas más cercanas en una pequeña oración: “Listen God, look closely after him. He´s more fragile than most people.

Y de este hombre frágil y contundente vamos a compartir algunos de sus poemas menos conocidos, de denuncia y rabia por las contradicciones de la sociedad del grueso de los norteamericanos, jóvenes y no tanto.


THE DEATH OF EMMETT TILL

‘Twas down in Mississippi not so long ago

When a young boy from Chicago town stepped through a southern door

This boy’s dreadful tragedy I can still remember well

The color of his skin was black and his name was Emmett Till


Some men dragged him to a barn and there they bet him up

They said they had a reason, but I can’t remember what

They tortured him and did some things too evil to repeat

There were screaming sounds inside the barn, there were laughing sounds out on the Street


Then they rolled his body down a gulf amidst a bloody red rain

And they threw him in the waters wide to cease his screaming pain

The reason that they killed him there, and i’m sure it ain’t no lie

Was just for the fun of killin’ him and to watch him slowly die


And then to stop de United States from yelling for a trial

Two brothers, they confessed that they has killed for Emmett Till

But on the jury, there were men who helped the brothers commit this

Awful crime

And so this trial was a mockery, but nobody seemed to mind


I saw the morning papers but I could not bear to see

The smiling brothers walkin’ down the courthouse stairs

For the jury found them innocent and the brothers they went free

While Emmett’s body floats the foam of e Jum Crow southern sea


If you can’t speak out against this kind of thing, a crime that’s so unjust

Your eyes are filled with dead men’s dirt, your mind is filled with dust

Your arms and legs must be in shackles and chains, and your blood it

Must refuse to flow

For you let this human race fall down so God-awful allow!


This son is just a reminder to remind your fellow man

That this kind of thing still lives today in that ghost-robed Ku Klux Klan

But if all of us folks that think alike, if we gave all we could give

We could make this great land of ours a greater place to live.


LA MUERTE DE EMMETT TILL

Sucedió no hace mucho en Misisipi

Cuando un joven de Chicago franqueó una puerta del Sur

Recuerdo bien la terrible tragedia de este muchacho

Negro era el color de su piel y Emmett Till su nombre

Lo arrastraron hasta un cobertizo y le dieron una paliza

Decían tener un motivo, pero no recuerdo cuál

Lo torturaron y le hicieron cosas demasiado horribles para contarlas

Se oyeron gritos en el cobertizo, risas en la calle

Echaron su cuerpo a rodar bajo una lluvia sangrienta

Y lo arrojaron a las aguas para acallar el dolor de sus gritos

La razón para matarlo, y seguro que es así

Fue sólo pasar un buen rato y verlo morir lentamente

Y luego, para detener en Estados Unidos el clamor de justicia

Dos hermanos confesaron que habían asesinado al pobre Emmett Till

Pero en el jurado había cómplices del espantoso crimen

Y así el juicio fue una farsa, pero a nadie pareció preocuparle

Leí los periódicos de la mañana pero no pude soportar ver

A los hermanos sonrientes bajando las escaleras del juzgado

El jurado los declaró inocentes y quedaron en libertad

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