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Hortensia Contreras

Constantino CAVAFIS (1863-1933)

Hacia 1850 Pedro Juan Cavafis y Chariclea Photiady se establecen en la ciudad egipcia de Alejandría. Ambos proceden de familias griegas de Constantinopla. Se dedican al comercio y llegan a ocupar una posición brillante entre la burguesía de la ciudad.

El 17 de abril de 1863, nace Constantino Cavafis, noveno hijo de Pedro Juan y Chariclea. En 1864, un año después de su nacimiento, Grecia recién alcanzó la independencia y la unidad territorial. Este evento político impulsó el nacimiento de una literatura nacional: el nuevo pueblo y el nuevo estado precisaban de un medio de expresión unificado. Fue Atenas el centro de este Renacimiento, y a esa ciudad emigraron los intelectuales esparcidos por los diversos territorios griegos y neogriegos. Eran un pueblo nuevo que exigía nuevas y modernas formas de expresión.

Cavafis, nacido en Alejandría -ciudad egipcia, aunque griega por sus tradiciones culturales e inglesa por su vinculación comercial—se mantuvo un tanto ajeno al nacionalismo regional que imperaba en la literatura de ese tiempo. Así, tomó de las diferentes posturas de los intelectuales griegos, los elementos que le parecieron idóneos para sus propios fines creativos. Su lenguaje es el demótico (lengua popular); pero no vacila en emplear expresiones puristas cuando entienda que estas se ajustan con beneficio a sus propósitos expresivos. De tal actitud crítica frente al lenguaje se deriva uno de los mayores atractivos de la obra de Cavafis. Integrado por elementos heterogéneos, su idioma tiene una flexibilidad y riqueza extraordinarias; preciso o ambiguo, ceremonioso o cínico, responde siempre a las intenciones del poeta. Uno de los temas capitales de su poesía es el del DESTINO, asumido como responsabilidad personal en el momento de la derrota y la renuncia.

Cavafis era un espíritu introvertido; y como tal, su preocupación primera era él mismo, y el mundo que en su cercanía o en su imaginación había creado. Su propia vida -las experiencias que le proporcionan sus deseos, sus amores, el uniforme discurrir de sus etapas cotidianas, sus frustraciones- informan su poesía. Incluso en sus poemas elaborados sobre materia histórica no hace apenas más que trasvasar sus propias reflexiones e inquietudes a personajes y situaciones alejadas en el tiempo. Cavafis, según él mismo indicó, era un poeta historiador. Pero no un historiador-cronista puntual de hechos más o menos verídicos, sino un poeta historiador que sobre la segura o conjeturable veracidad de unos hechos vierte su filosofía, elaborada con materiales de su propia experiencia vital.

Y ahora, algunos ejemplos de lo planteado…


LOS TROYANOS

Semeja nuestro esfuerzo a los esfuerzos

De los infortunados. Nuestro esfuerzo

Es el de los troyanos. Conseguimos

Un pequeño éxito y ganamos

Un poco de confianza:

La esperanza, el valor nacen de nuevo.

Mas, siempre sucede algo que nos frustra.

Surge Aquiles del foso ante nosotros

Y acobardan sus gritos nuestros ánimos.

Nuestro esfuerzo: el esfuerzo del troyano.

Con decisión, pensamos, con audacia,

Podemos alterar el descendente

Arrastre del destino; y aguantamos

Afuera, listos para la batalla.

Mas, cuando la gran crisis se presente,

Audacia y decisión se desvanecen;

Se turba y paraliza nuestra alma,

Y alrededor corremos de los muros

Buscando salvación en la huída.

Sin embargo, qué cierta es la derrota.

Arriba, en las murallas, ha empezado

Ya la elegía. Lloran la memoria

Y la pasión de nuestros propios días.

Amargamente, Príamo y Hécuba lloran por nosotros


ITACA

Si vas a emprender el viaje hacia Itaca,

Pide que tu camino sea largo,

Y rico en aventuras y experiencias

A lestrigones, cíclopes o fiero

Poseidón, nunca temas.

No hallarás tales seres en tu ruta

Si alto es tu pensamiento y limpia

La emoción de tu espíritu y tu cuerpo.

Nunca a los lestrigones ni a los cíclopes,

Ni al fiero Poseidón encontrarás

Si no los llevas dentro de tu alma,

Si no es tu alma quien ante ti los pone.

Pide que el camino sea largo.

Que numerosas sean las mañanas

De verano en que arribes a bahías

Nunca vistas, con ánimo gozoso.

Detente en los emporios de Fenicia,

Adquiere hermosos artículos:

Madreperla y coral, ámbar y ébano,

Perfumes deliciosos y diversos

-cuando puedas invierte en voluptuosos

Y delicados perfumes.

Visita

Muchas ciudades egipcias y aprende,

Con avidez aprende de los sabios.

A Itaca tenla siempre en la memoria.

Llegar allá es tu meta,

Mas no apresures el regreso.

Mejor que se dilate varios años

Y, en tu vejez, arribes a la isla

Con cuanto hayas ganado en el camino,

Sin esperar que Itaca te enriquezca.

El camino no hubieras emprendido.

Mas, ninguna otra cosa puede darte.

Aunque pobre la encuentres, no hubo engaño.

Rico en saber y en vida como has vuelto, comprendes

Qué significan las Itacas.


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