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Hortensia Contreras

Crónicas y leyendas de esta noble y leal ciudad de México (II)

…Y seguimos nuestro recorrido por la hermosa calle de Moneda

Pasando la Antigua Casa de Moneda, hoy Museo Nacional de las Culturas y pasando la calle de Correo Mayor encontramos las Casas del Mayorazgo de Guerrero, edificadas en un estilo barroco sobrio y majestuoso; aunque su aspecto actual corresponde al siglo XVIII y es obra del arquitecto Guerrero y Torres (quien también construyó la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe y la llamada Casa o Palacio de Iturbide en la calle de Madero, antes Plateros).


Estas Casas pertenecieron a la familia Guerrero-Dávila y responden a un mismo modelo arquitectónico, sin ser idénticas; pues, en un reflejo “de espejo” se encuentran sus torreones y portadas, para deleite del paseante.

La casa principal, marcada con el número 16, albergó el Conservatorio Nacional de Música; por cierto, en el cubo de su escalera se encuentra el mural La Música de Rufino Tamayo, un verdadero placer para la estética. Actualmente esta casa está ocupada por el Departamento de Prehistoria del INAH. En la segunda casa de Guerrero, el maestro José Guadalupe Posada tenía su taller de grabado donde se hizo un autorretrato; él en su taller y en la calle una golpiza que propinó la policía porfirista a la gente del pueblo que se manifestaba. Vale rescatar lo que Diego Rivera dejó para la memoria: “Posada, tan grande como Goya o Callot, fue un creador de una riqueza inagotable, producía como un manantial de agua hirviente”. Según los registros Posada realizó más de veinte mil grabados. Con todo y esta magnífica historia, al morir sus restos fueron a dar a una fosa común.


En el marco del periodismo ilustrado de la época, Posada dibujó “la desigualdad e injusticia social que existí en la sociedad porfiriana; cuestionaba su moralidad y su culto por la modernidad” No es gratuito que algunos lo reconozcan como “precursor de Flores Magón, Zapata y otros, guerrillero de hojas volantes y heroicos periódicos de oposición”. Aunque también criticó las contradicciones de la Revolución; describió con originalidad el terror por el fin del siglo y por el fin del mundo, además de los desastres naturales, las creencias religiosas y la magia. A él también se le debe un arsenal de imágenes de calaveras, siendo la más famosa “la Catrina”.


José Clemente Orozco reconocía que “Posada trabajaba a la vista del público…yo me detenía encantado…Este fue el primer estímulo que despertó mi imaginación y me impulsó a emborronar papel con los primeros muñecos, la primera revelación de la existencia del arte de la pintura”. La obra de Posada también influyó a Méndez y Zalce en el grabado e impulsó el Taller de la Gráfica Popular.

La calle de Moneda aun lo recuerda bonachón, bigote abultado y muy fraternal con las causas de su pueblo.


TEMPLO Y EX CONVENTO DE SANTA INES


· Y para continuar maravillándonos, los bellísimos portones labrados en madera del templo de Santa Inés, una construcción sobra con doble portada, de estilo arquitectónico jónico-griego; su fachada presenta una combinación de elementos barrocos y clásicos. Los hermosos relieves de sus portones dan cuenta de la vida de Santa Inés y de Santiago Apóstol, quienes aparecen también representados en piedra coronando el marco de cantera labrada de cada portada. Y ahora detengamos la mirada en el portón derecho para gozar de la imagen de los condes de la Cadena que permanecen hincados frente a un Cristo y, sobre sus cabezas, treinta y tres pares de ojos los observan. Bella madera, bello relieve. De lo mejor de esta ciudad en madera labrada. El convento fue fundado en 1600 por religiosas concepcionistas, con el patrocinio de los condes de la Cadena. Se dispuso que éste alojaría sólo a 33 monjas, “una por cada años de vida terrenal de Jesucristo”. En 1861, las monjas fueron exclaustradas del convento y derribado su campanario. El templo fue convertido en almacén y, años después, fue reacondicionado para el culto religioso. En tanto, el exconvento, que largo tiempo funcionó como vecindad, alberga actualmente el Museo José Luis Cuevas. El claustro del convento fue restaurado a finales del siglo XVIII por Manuel Tolsá, arquitecto del Palacio de Minería y magnífico escultor.

· Se sigue caminando hacia el oriente y nos encontraremos con la Academia de San Carlos y un poco más al fondo el bellísimo templo de la Santísima.


REAL Y PONTIFICIA UNIVERSIDAD


Por el momento giremos hacia el poniente y disfrutemos de la panorámica que ofrece la calle de Moneda, con sus construcciones coloniales y neoclásicas que obligan a imaginar y reconstruir el pasado de esta maravillosa ciudad. Una calle bellamente rematada con la imagen, al fondo, del campanario de Catedral.

Ahora, vayamos hacia la antigua calle de Seminario, justo en Moneda 2, donde se encuentran las que fueron instalaciones de la Real y Pontifica Universidad (1553), en ese inmueble sencillo y sobrio donde los jóvenes novohispanos se daban cita para recibir clases de retórica, gramática, botánica, arte…Donde no se permitía la entrada de bachilleres con mallas amarillas y, donde la blasfemia era motivo de expulsión. Y ahora sigamos disfrutando del hermoso paisaje urbano que ofrece el Centro Histórico de la Ciudad de México.


¡Salud!

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