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Hortensia Contreras

DICHOS CIERTOS Y CIERTOS DICHOS

Otros habitantes de nuestro querido Centro Histórico de la ciudad de México, mismos que se han ido esparciendo en el gusto del habla popular de los mexicanos.


Esta vez, nos acercamos a ellos de la mano del periodista y escritor Jesús Flores Escalante, quien nos dejó hace ya tiempo un señalado testimonio del recorrer de estos dichos que emanaban de la sabiduría popular. Vayamos pues al escrito del investigador.


Uno de los símbolos emblemáticos de la sociedad mexicana son los refranes, los dichos, las sentencias e incluso las fases que nacidas del doble sentido se han enraizado en el lenguaje. En ese que forma parte de la reflexión, la experiencia, la sabiduría y que toma de la existencia cotidiana aquello que advierte, enseña, aconseja y le da significado a una manera de ser, de vivir, y que, con el paso del tiempo, ha terminado por constituir un componente de nuestra identidad y de eso que llamamos “lo mexicano”.


Para tener una idea más clara de lo que son los dichos populares, es prudente analizar que estas frases nos han sido legadas a través del tiempo, como nos lo prueban las Sagradas Escrituras, donde uno puede leer más de cuatro mil proverbios, precisamente en la parte correspondiente al Libro de los Proverbios. Todo esto puede ser de carácter comparativo, moral o metafórico, incluso de gran similitud al doble sentido, muy propio de nosotros los mexicanos. Para esto, habría que explicar qué es un dicho, por ejemplo donde resalta aquello que dice: “Del dicho al hecho hay mucho trecho” y; por supuesto, éste es un dicho. Y respecto del dicharacho, esta sería una frase con cierto sentido vulgar, como por ejemplo: “Aquí nada más mis chicharrones truenan”, que no es otra cosa que certificar el don y la posición de mando. En cuanto a la sentencia, no es más que un dicho sencillo en síntesis, con cierto tinte de moral, donde cabría lo siguiente: “Haz el bien sin mirar a quién”, “Haz el bien, y a volar, si se pierde, Dios sabrá”, “Haz mal y espera otro mal”, “Haz y deja ser a los demás”.


De esta manera, se han ido desglosando toda una serie de hechos contextualizados dentro de esta literatura mínima, comprimida. Y aquí surgiría aquello de: “Hijo de tigre, pintito”, que significa lo mismo en otra frase: “De herencia le viene al galgo”.


Y así, de este modo se va tomando el hilo y el sentido filosófico de cada expresión, como aquellas dos sentencias que dicen: “Ya me hiciste perder el hilo”, “Hilo sin nudo, puntada de balde”, y esta otra de origen mestizo, muy mexicana, que dice: “No me hables al tiro”, que quieren decir que la cosas tienen que tomar su paso normal, sin que los acontecimientos sean abruptos, puesto que actuando de este modo todo sale mal.


LOS ORIGENES


A ciencia cierta, no sabemos si el refranero se desarrolló en ciertos momentos dentro del pensamiento del pensamiento y la actitud mexica.


Por lo que se refiere al uso cotidiano de los refranes, muy utilizados en las interpelaciones y respuestas populares del mexicano, podemos confirmar con certeza que las voces: adagio, paremia, dicho, proverbio, refrán y sentencia, forman parte hoy de nuestro lenguaje colorido y familiar.


Como ya se ha dicho, la gran mayoría de estas sentencias guardan el valor filosófico y reflexivo de los pueblos, por ello los mexicanos a través de las generaciones hemos sabido permear y dar validez adecuada a cada una de estas sentencias, en virtud de su ironía, sagacidad, astucia y nuestra consabida picardía; formas que muchas veces engrandecen y otras denuestan, de ahí su sabio contenido.


DEL CANCIONERO POPULAR


Dentro de la música popular mexicana, gran número de compositores han encontrado una extraordinaria veta para dar a sus canciones una expresión más auténtica, más llevada dentro de una línea absolutamente sentenciosa, aunque en buen número se acercan mucho al contenido jocoso y pícaro, como por ejemplo, aquello que dice:


“Venga usted, y si quiere hasta lo baño, na’ más que sea temprano, no sea que le haga daño”, forma que encontramos de continuo en el son jarocho y el huapango, o esta otra que forma parte de la canción El Coconito, que dice de este modo: “No le des ni caridad a mujer que tenga dueño; dice por ahí un refrán vulgar pero verdadero: quien da pan al perro ajeno pierde el pan y pierde el perro”.


La música del occidente, es decir, entre los sones abajeños y michoacanos, suele utilizar profusamente esto que pertenece a La Zandunga, música de Oaxaca: “El limón ha de ser verde/ para que tiña a morado/ el amor para que dure/ debe ser disimulado”. Y también es prudente señalar otro de los dichos más populares dentro del cancionero mexicano de todos los tiempos, donde la figura religiosa de la virgen del Tepeyac reafirma el color moreno del mestizaje: “Yo a las morenas quiero/ desde que supe/ que morena es la virgen/ de Guadalupe.


Sin duda la constancia de los escritores de la música popular mexicana está basada en la palabra proverbial, que es un tanto solemne, moral, instintiva y de gran regocijo, y que finalmente sentencia con determinación lo siguiente: “Del agua mansa, Dios nos libre, que de la que corre, ya sabemos”, que quiere decir más o menos: más vale malo por conocido, que bueno por conocer.


Y para finalizar diremos que hoy día, la sentencia, el dicho, el dicharacho y todos los recovecos lingüístico-filosóficos derivados del mestizaje, de nuestra mexicanidad, pareciera que están entrando en desuso, pero lo cierto es que de manera consciente e inconsciente siguen permeando a buena parte de la sociedad mexicana, como todo asunto de carácter lingüístico está en constante transformación. Es cierto, muchos de los usos antiguos se perderán, pero la imaginación para construir y reconstruir nuevas experiencias seguirá viva.


Y pa’ muestra basta un botón:


“Más vale que so sobre y no que fa falte”

No soy monedita de oro pa’ caerles bien a todos

“Apenas subiste a un ladrillo y ya te dio mal de montaña”

“A cada capillita le llega su fiestecita”

“Amor de lejos es de pen…sarse”

“A las once una copa, y a la una, once”

“Ni lal muer, ni el caballo, ni la pistola se prestan”

“De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”

“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”

Y así podíamos seguir hasta siempre, así que les dejo una pequeña bibliografía:

Manual práctico: dichos, dicharachos y refranes mexicanos, José Ma. Pérez, Méx. Agosto 1984

Lo Novedoso en el refranero mexicano o como decía mi abuelita, José E. Iturriaga, Méx. 1985

Nuevo refranero popular mexicano. Max Mendizábal, Méx. 1999

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