Independencia y Colegio Militar:
El edificio quedó inconcluso y abandonado, y en estas condiciones vio transcurrir los once años que duró la guerra de Independencia hasta su consumación, en agosto de 1821. No hay registros de que hubiera planes específicos para ocupar la construcción, sino hasta 1833 cuando se propuso instalar allí el Colegio Militar.
La propuesta tardó en concretarse debido al clima de agitación que privaba en las primeras décadas del México independiente: había diferentes ideas sobre el rumbo que debía tomar la nación, y el debate entre centralistas y federalistas que se encontraron alternadamente al frente del gobierno nacional fue de un gran encono.
Tras decenios de abandono, pues a principios del siglo XIX el bosque de Chapultepec fue cerrado y apenas cuidaba de él un guardabosques, entonces la idea de aprovechar el espacio del Castillo para la formación de los oficiales del ejército comenzó a realizarse en 1841. El arquitecto Joaquín Velázquez inició las obras de reparación y adaptación del edificio, que se amplió para albergar la institución castrense. De esta etapa de su construcción data el torreón circular que se eleva en el patio de la planta alta, conocido en el léxico militar como “caballero”, nombre que se otorga a las torres de observación de las edificaciones militares. El Caballero Alto dio al Castillo de Chapultepec su carácter de fortificación, adecuada para los fines a los que se destinó, ya que el Colegio comenzó a funcionar allí en 1843.
Ciertamente, la situación del Colegio en la cima del cerro era estrategia para el dominio militar del valle de Anáhuac. De hecho, durante la invasión estadounidense de 1847, en el bosque y el castillo de Chapultepec se libraron batallas de gran importancia para someter a la capital mexicana. El 12 y el 13 de septiembre de ese año, el ejército invasor bombardeó el Colegio Militar; la resistencia al asalto y la derrota de cientos de valerosos soldados y cadetes que estudiaban allí constituyeron el fin de la fase armada de ese conflicto internacional, llamado desde entonces una “guerra injusta”, que tuvo como consecuencia la pérdida de un poco más de la mitad norte del territorio mexicano. La defensa del Castillo se convirtió así en un episodio de la vida nacional que sirvió como ejemplo para destacar la importancia del valor, y el patriotismo de los mexicanos.
Concluida la guerra y retiradas las tropas estadounidenses, las instalaciones continuaron en poder del Colegio Militar hasta 1859, cuando el general Miguel Miramón, quien había participado en la heroica defensa del Castillo, ocupaba la presidencia de la República y ordenó construir junto al Caballero Alto nuevas habitaciones para residir en ellas, con lo cual se abrió una nueva etapa en la historia del edificio.
Juárez y la Reforma: En la vida política del país continuaba el debate acerca del rumbo más conveniente de la nación. Los liberales postulaban la conveniencia de que México fuera una república federal donde se aplicara la igualdad de todos los ciudadanos ante las leyes, y cuya libertad imperante permitiera el progreso de todos los pobladores con su activa participación económica y política. La facción conservadora, en cambio, pugnaba por establecer un proyecto de nación centralista donde el gobierno, sustentado en el poder de los grandes propietarios y de la Iglesia, mantuviera el orden social, incluso mediante la figura de un monarca.
En este contexto resultó inevitable que, cuando un congreso liberal logró imponer una nueva Constitución y las Leyes de Reforma que plasmaban buena parte de sus postulados políticos y sociales, se desencadenara una nueva guerra civil. En 1861, debilitado por las constantes guerras y la economía resquebrajada, el gobierno liberal que entonces encabezaba Benito Juárez decidió suspender temporalmente el pago de la deuda externa, con el fin de reconstruir el aparato productivo de la nación y restablecer el orden. Tal decisión generó la amenaza de invasión por parte de los principales países acreedores: Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Sin embargo, sólo este último mantuvo en México a sus tropas para hacer valer sus amenazas.
El Segundo Imperio: Con la intervención francesa se impuso un gobierno que hizo realidad el establecimiento de una monarquía. Por solicitud de los conservadores mexicanos, el emperador francés Napoleón III envió al archiduque Maximiliano de Habsburgo, quién llegó a México con su esposa Carlota Amalia, para ser nombrado emperador en mayo de 1864… (continuará)
Comments