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Hortensia Contreras

El castillo de Chapultepec IV

La Revolución Mexicana:

Para cuando Díaz se reeligió por séptima vez, en 1910, había ya un movimiento generalizado en su contra. El país entero se involucró en la lucha armada luego del llamado de Francisco I. Madero, quien tras la primera etapa de la guerra asumió el poder en 1911. Pese que a los revolucionarios, en primer lugar Madero, criticaban la desigualdad y los lujos de Díaz y el grupo gobernante, cada uno de los presidentes del período revolucionario vivió igualmente en el Castillo de Chapultepec.

De hecho, de allí salió Madero para ser fusilado durante los días conocidos como la Decena Trágica. Venustiano Carranza también ocupó las habitaciones del Castillo, y él fue quien se propuso crear, en la parte del Castillo que se utilizaba como área de servicio, el Museo del Imperio, para lo cual comenzaron a reunirse piezas relativas a la etapa imperial que se trajeron del Palacio Nacional y del antiguo Museo Nacional. Esta exhibición pudo ser visitada a partir de 1922.

Residencia Presidencial:

En 1917, el Colegio Militar abandonó definitivamente sus instalaciones en Chapultepec y se trasladó a unas nuevas en el barrio de Popotla; el anexo construido para albergarlo fue derribado. Los presidentes Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón habitaron, durante sus gobiernos, la que había sido la casa del director del Colegio Militar, construida en la ladera del cerro y hoy anexa al Castillo. Estos gobernantes encargaron al arquitecto Antonio Rivas Mercado remodelar el Castillo de tal manera que fuera digna sede de los actos de gobierno, acorde con el rango de la Presidencia. Rehabilitó el área poniente, deteriorada por el derribo del Colegio Militar, de cuya obra destacan la fachada y el jardín. También construyó la escalera conocida como “de los leones”, por las esculturas con esta figura que la adornan.

Museo Nacional de Historia:

Si bien el Castillo fue utilizado como residencia presidencial de forma ininterrumpida desde los inicios del gobierno porfirista, el presidente Lázaro Cárdenas fue quién decidió cambiar esta residencia por una más modesta. En 1939, decretó que el Castillo de Chapultepec debía ser la sede del Museo Nacional de Historia, para lo cual se dividieron las colecciones del antiguo Museo Nacional, que estaba en la calle de Moneda, y lo correspondiente a la historia patria se trasladó al Castillo. En 1940, un decreto complementario determinó que el llamado Alcázar, que en realidad es la sección oriente y el jardín del Castillo, debía conservar su aspecto residencial para ilustrar las formas de vida de quienes lo habían habitado en épocas pasadas. El Museo Nacional de Historia se inauguró el 27 de septiembre de 1944, exhibiendo las colecciones de valor histórico y artístico que dan fe de lo que somos y hemos sido los mexicanos.

El Museo extendió sus funciones de resguardo del patrimonio histórico nacional y de didáctica de la historia. En 1964, como parte de un mismo proyecto intelectual que hoy continúa en gran parte, se fundó el Museo Nacional del Virreinato con las colecciones temáticas custodiadas en el Castillo de Chapultepec, museo matriz.

También se fundó la Galería de Historia, edificio conocido como El Caracol, esfuerzo de síntesis de una historia continua que seleccionó, para los dioramas que exhibe, los momentos fundacionales de la identidad mexicana.

Así, la del Castillo de Chapultepec, en la cima del cerro del Chapulín, es una historia que no acaba, que se renueva, como lo atestigua la constante restauración que se lleva a cabo de los inmuebles, jardines y bienes muebles. Como Museo Nacional de Historia, sigue acrecentando sus colecciones, adaptando sus salas a las necesidades del conocimiento de nuestro pasado. Es sitio que guarda las huellas de lo que fuimos, con la personalidad propia de los mexicanos, que hemos dibujado nuestros destinos en sus muros y en sus salones.


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