La continua celebración decembrina...
Con la llegada del mes de diciembre los mexicanos nos preparamos para las celebraciones religiosas que nos legaron los antiguos misioneros católicos del siglo XVI, deliciosas tradiciones que, en su momento, apoyaron la tarea evangelizadora de las sociedades indígenas que debían comprender la importancia de las fechas invernales en el imaginario de la nueva religión traída de Europa y que recuerdan la gloria de la natividad de Jesús.
Sin embargo, en diciembre los mexicanos también celebramos otra fecha a más de importante para la cultura popular religiosa de nuestro país. El día 12, casi todos, religiosos o no, pero guadalupanos por nacimiento, recordamos la milagrosa aparición de la siempre Santa María de Guadalupe, reina de México y Emperatriz de América, día de fiesta sobre todo en la Basílica donde se rinde culto a la milagrosa imagen. Días antes del 12, diversos grupos de peregrinos se acercan a la enorme plaza de las Américas, preparándose para cantar “Las Mañanitas” a su Morenita. Ríos de gente se desbordan para acercarse lo más posible a la imagen impresa en la tilma del indio Juan Diego.
A partir de este día, México se viste de fiesta, una fiesta de larga duración y cargada de connotaciones religiosas que la postmodernidad y el consumismo no han logrado borrar. A sólo cuatro días de la fiesta guadalupana, empieza la “novena” de las famosas “posadas navideñas”, muchas veces precedidas de las representaciones dramáticas conocidas como “pastorelas” y epilogadas por la piñata de siete picos y finalmente con una sabrosa cena conformada por el tradicional pozole, tamales de sabores, ponche “con piquete” y dulces regionales. Los días de estas celebraciones son nueve, para recordar los nueve meses del embarazo de María y que culminan el día 24 con el nacimiento de Jesús en Belén. Las “pastorelas” representan el viaje de los pastores (de ahí su nombre), camino al portal de Belén para adorar al pequeño Salvador. El viaje está plagado de peligros y tentaciones con que los demonios tratan de evitar la adoración de los hombres. Al final, el bien, representado por el Arcángel Miguel, sale vencedor y los ángeles acompañan a los pastores hasta el niño Dios.
Durante la “posada”, se cantan letanías de alabanzas a María y un grupo de peregrinos lleva cargando las imágenes talladas de José y María en busca de un espacio donde pasar la noche y esperar el alumbramiento. Después de mucho batallar, algunos buenos vecinos les dan “posada”, ofreciéndoles un pesebre para que pasen la noche. Las puertas se abren y los cantos de alegría llenan la noche. Entonces se procede a romper la “piñata” de siete puntas, que representan los siete pecados capitales que serán destruídos por la fé (el palo de madera que romperá la olla de barro), entonces brotarán de su barriga dulces y colación, símbolos de la gracia divina. Llenos de contento, los invitados a la celebración pasan a la mesa para disfrutar de una deliciosa cena navideña.
El día 24, última posada y Nochebuena, es una celebración familiar cuyo centro principal es el “nacimiento”, formado con figuritas de barro que representan el misterio de la Natividad.
El 25, Navidad, se come en familia y se intercambian regalos.
Pero las fiestas aun no terminan. Todavía falta la llegada de los Reyes Magos, venidos de Oriente para adorar al Niño. Es el día cinco de enero por la noche, los niños de las familias esperan con ansias los regalos dejados al pie del nacimiento por los misteriosos personajes. En algunos lugares incluso se organizan cabalgatas de los Reyes para el disfrute de grandes y chicos. Y el día 6 se vuelven a reunir las familias para disfrutar de la famosa “Rosca de Reyes”, un roscón de pan dulce, relleno de pequeños muñecos que aparecen por sorpresa y designan a quién deberá ser el anfitrión de aun otra reunión familiar, el 2 de febrero, día de la Candelaria, en el que se celebra la presentación del niño Jesús en el Templo. Realmente es en esta fecha que podemos decir que termina el ciclo de las fiestas de la Natividad…
Pero ya empezamos a prepararnos para más fiestas…más pronto que tarde llegará el Carnaval y su locura…
No tenemos porqué dejar de celebrar…
Felices Fiestas.
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