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Hortensia Contreras

Gilberto Bosques: la diplomacia al servicio de la libertad

Gilberto Bosques Saldívar nació en un pequeño poblado al sureste del estado de Puebla, México.



En tiempos actuales, donde parece que México se ha olvidado de su pasado como territorio de acogida para muchos de los pueblos que luchaban por la libertad. México que se enorgulleció siempre de dar refugio a luchadores políticos y sociales, debe recordar con agradecimiento y admiración a la figura de un hombre que llevó su acción diplomática a extremos de una enorme calidad humana en bien de seres humanos necesitados de protección y apoyo. En una de las épocas más difíciles de mediados del siglo XX para todo aquel que pensara, hablara o creara al margen de los regímenes totalitarios que se fueron haciendo del control de Europa, el diplomático Gilberto Bosques se dedicó a abrir hasta los más insospechados caminos para que los exiliados republicanos españoles en Francia, y después los refugiados judíos y demás perseguidos políticos pudieran vivir con dignidad y que idealmente pudiesen emigrar a tierras mexicanas. Fue durante el período de 1939 a 1942 y en su calidad de cónsul general de México en Francia, que Gilberto Bosques quien se dio a conocer al llevar a cabo una difícil misión diplomática y llevo a cabo una titánica y heroica obra humanitaria en la ciudad de Marsella. Intelectual revolucionario, diplomático y experto eficaz, Bosques ayudó a otorgar visas y abrir paso para las republicanos españoles primero, y más tarde a los judíos perseguidos en una Francia ocupada y colaboracionista, hasta que de vuelta en México entre 1953 y 1959 protegió y ayudó a los cubanos protegidos por el implacable dictador Batista y que más adelante fue embajador de México en la isla hasta 1964 y que prefirió retirarse del cuerpo diplomático hacia el final de su carrera cuando se negó a colaborar con el futuro presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz . Hasta ese momento Bosques no permitió que seres humanos indefensos y atacados por regímenes poderosos pudieran prescindir de la ayuda que un espíritu humanista como el suyo pudiera proporcionarles. Gilberto Bosque se ponía al servicio de sus semejantes, en todas las circunstancias y en las situaciones más arriesgadas. Por eso me atrevo a hacer este mínimo homenaje a su memoria. Salud, don Gilberto!!!



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