Autor de dos textos que a su publicación suscitaron polémica y controversia, pero también admiración y sorpresa. Dos textos representativos: El Llano en Llamas y Pedro Páramo ambos publicados entre 1954-57 marcaron la producción de este jalisciense que comenzaba su novela Pedro Paramo así:
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”. Y saco a colación también la primera página del manuscrito original de la novela, cuya publicación autorizó la Fundación Juan Rulfo para conmemorar los cien años del natalicio del escritor. Y va así…
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerle todo. Y le dije que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.”
Así comienza uno de los productos literarios más importantes producidos en México durante el siglo pasado Juan Rulfo nos regala una voz que surge de la profundidad de la tierra mexicana, del pasado, del dolor, del asombro y de la muerte.
Narrador, fotógrafo, con muchos intereses que llenaban su tiempo, como el alpinismo o la historia de México. Es un autor que marcó y que aun marca a lectores de todos los ámbitos. Por mencionar a unos cuantos, dice Gabriel García Márquez que Rulfo le dio el arranque para sus Cien Años de Soledad. Otros académicos e intelectuales se expresaron así de Rulfo.
Damián Alcázar (Jiquilpan, Michoacán, 1953. Reconocido actor de cine y teatro con treinta años de trayectoria nacional e internacional):
“Podría hablar de varias lecturas que me hicieron comprender al ser humano que soy, en relación con los demás principalmente. La obra de Juan Rulfo es una de las más importantes. Con él entendí lo que es ser mexicano. Entendía a esta patria nuestra, tan completa, tan enorme y tana disímbola también. Hay mucho México, pero Rulfo nos muestra la raíz de todas esas versiones de México: el campo. El campo y la mezcla, porque en su trabajo también existe la mezcla. El mexicano, el español, el mestizo, el indígena. Es una visión completa del México profundo. Rulfo a mí me cambió la vida radicalmente. Entendí al hombre de campo que está en mis genes, al mestizo, al indígena y al español que también viven en mis genes, y a esta patria, llena de carencias. Es un sinsentido decir llena de carencias, pero así es para sus ciudadanos, para los nativos, para la gente que habita este maravilloso país.”
(En los textos de Rulfo) se ve la infamia, la simpleza, la sencillez, la bondad, las creencias, el dios inmisericorde que no nos hace caso, pero en el cual nos refugiamos. Es tremendo leer El Llano en Llamas, duele, genera una tremenda angustia.
Pedro Parámo es grandioso, pero creo que El Llano en Llamas es la joya absoluta de Rulfo. Quedémonos con esta opinión de Alcázar para redirigirnos a la obra de este tremendo escritor del que muchas veces se ha dicho. Hay un antes y un después en la literatura en español del siglo XX, y ese momento en que se detiene el tiempo y la palabra, se llama Juan Rulfo.
Hortensia
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