El tono épico de su obra se hizo para el desgarramiento lírico y la difusión alcanzada por su poesía se explica en virtud de un patetismo comunicativo, de una vehemencia genuina, servidas ambas por un leguaje sobrio, abundante en fórmulas que se clavan en la memoria.
Y ahora acompañemos las palabras del poeta quien decide prologar su ANTOLOGIA ROTA hablando así a su posible audiencia: PROVISIONAL TODO
…Las antologías son siempre una suerte de prestidigitación…escamoteos y preferencias…un juego cortesano y temporal…juglaría selecta…TRAMPAS.
Podemos elegir los mejores naipes, descartarnos de peones y servidumbre…y quedarnos con la gran baza en la mano…con la baza brillante donde no haya más que triunfos.
Provisional todo.
La Historia y la Poesía las hace el Viento…Y las antologías también, claro está.
El hombre trabaja, inventa, lucha, canta…Pero el Viento es el que organiza y selecciona las hazañas, los milagros, las canciones.
Contra el Viento no puede nada la voluntad del hombre…Yo, cuando el Viento ha huido a su caverna, me tumbo a dormir. Me despierto cuando Él me llama ululante y me empuja. Escribo cuando Él me lo manda. Luego con lo que escribo hace Él un revoltijo de cartas de las que seguramente no se salvarán seguramente mañana ni el As ni la Reina.
El viento es un exigente cosechero:
El que elige el trigo, la uva y el verso…
El que sella el buen pan,
El buen vino
Y el poema eterno…
Y al fin de cuentas, mi último antólogo fidedigno será Él: el viento.
El Viento es quien se lleva a la aventura el discurso y la canción… ¡El Viento!
Antólogos, historiadores, arqueólogos, coleccionistas… ¡el que decide es el Viento!
Pero a veces a mí se me quedan en la memoria, en mi mala memoria, sin saber por qué, poemas o versos desglosados de un poema largo y antiguo, versos míos rebeldes que se me agarran al ojal de la solapa como una consigna o se me clavan en la cinta del sombrero, como una escarapela, para desafiar al Viento. Versos como éstos, por ejemplo:
Y es inútil que compongáis el viejo clavecín,
Que volváis a castrar a los acólitos
Y que digáis en los concilio
Ceberamos tiplones para suplir a los poetas…
Porque lo que se ha roto… “es la canción”
¿oísteis?
Lo que se ha roto… “es la canción”.
Así he sacado el título de mi nueva publicación. Pero no me hago ilusiones de que puedan salvarse ni estos versos siquiera.
Me entrego humildemente al Viento.
Y ahora que no hay nadie aquí en mi casa ni en el campo, y comienza a soplar el vendaval, abro la ventana otra vez y tiro al voleo, casi sin orden ni concierto, mi viejo discurso y… mi rota canción.
L. F.
De VERSOS Y ORACIONES DEL CAMINANTE
I
Nadie fue ayer,
Ni va hoy,
Ni irá mañana
Hacia Dios,
Por este mismo camino
Que yo voy.
Por cada hombre, guarda
Un rayo nuevo de luz el sol…
Y un camino virgen,
Dios.
II
Deshaced este verso.
Quitadle los caireles de la rima.
El metro, la cadencia
Y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
Y si después queda algo todavía,
Eso
Será la poesía.
III
Poesía,
Tristeza honda y ambición del alma,
¡cuándo te darás a todos… a todos,
Al príncipe y al paria,
A todos…
Sin ritmo y sin palabras
IV
Sistema, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
Luego contarás las estrellas.
V
Poeta,
Ni de tu corazón,
Ni de tu pensamiento,
Ni del horno divino de Vulcano
Han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
Y entre todos los hombres en los huesos
De tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
Te ha clavado
Un ensueño…
Una pluma de amor en el costado.
VI
No andes errante…
Y busca tu camino.
--Dejadme--,
Ya vendrá un viento fuerte
Que me lleve a mi sitio.
L.F. Madrid 1920
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