Vayamos a una de las representantes más claras y desgarradoras de la realidad que le tocó vivir a Campobello aun siendo muy niña.
Escritora que bien podemos decir que forma parte de la corriente de escritores de la Revolución Mexicana, además bailarina y gran coreógrafa. Un alma profundamente sensible y lo cual, en cuadros de sencilla crueldad, con perspectivas de natural ternura, presenta una visión infantil y dramática de aquel evento que sacudió a la nación mexicana en los inicios del siglo XX.
Nellie Campobello ha pasado a la historia por ser una mujer emprendedora destacando tanto en la literatura como en la danza, ambas ramas en las que sobresalió a pesar de que vivió un momento histórico en el que las mujeres no estaban presentes en los cambios sociales. Desgraciadamente, también aumentó su fama por su misteriosa desaparición y trágica muerte, ambas esclarecidas tiempo después.
Nellie nació el 7 de noviembre de 1900 en Villa Ocampo (Durango) y fue bautizada como Francisca Ernestina Moya Luna. Su nombre artístico se cree que fue tomado de una perra que tenía por mascota su madre y que se llamaba Nellie y el de Campobello de su padrastro Jesús Campbell Morton.
De lo que no cabe duda es de que a Campobello se la conoce como la narradora de la Revolución Mexicana y la precursora del ballet en México, ya que bajo su dirección, su hermana Gloria llegó a ser considerada la primera bailarina de México.
La infancia de Nellie y sus hermanos transcurrió en Villa Ocampo y posteriormente en Hidalgo del Parral y Chihuahua, que son los escenarios de sus obras más famosas: ‘Cartucho’, ‘Las manos de mamá’ y ‘ Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa’. Para muchos de los literatos de la época, uno de los paradigmas de lo heroico se cifra en Pancho Villa, el Centauro del Norte.
Para Nellie Campobello, Villa es muchas veces simplemente ‘el general’ y en ocasiones significativas alude a él con su nombre y apellido, en realidad un nombre de guerra que él mismo se había dado y el único que cuenta en la historia. Aunque en casi todos los textos de ‘Cartucho’, su obras más importante, aparecen soldados de bajo rango o los oficiales que militaron bajo las órdenes de Villa, en varios también él es el protagonista. Por ejemplo en el que intituló ‘a Voz del General’, el encabezado se confunde con el texto: “Metálica y desparramada. Sus gritos fuertes, claros, a veces parejos y vibrantes. Su voz se podía oír a gran distancia, sus pulmones parecían de acero.
Y el cuento finaliza con una de esas múltiples voces intercaladas que Nellie hace intervenir en su texto, como una de las tantas que suelen romper a medias su anonimato para redondear la historia y definir al personaje: “Dice Severo que aquel hervidero de gente, al oír la voz de su jefe, se paró como un solo hombre, dejando todo abandonado, sin probar bocado; que corrieron derechos a sus caballos, y que en un abrir y cerrar de ojos ya nada más habían dejado la polvareda. Los villistas eran un solo hombre. La voz de Villa sabía unir a los pueblos. Un solo grito era bastante para formar su caballería’. Así dijo Severo, reteniendo en sus oídos la voz del general Villa”.
Y así concluye Nellie esta magnífica relación sonora, este breve cuento que se muerde la cola y retorna a su origen.
Y retomemos la historia, tras la muerte de la madre, la familia se muda a la ciudad de México a finales de 1923, y es allí donde Campobello descubre la danza y desarrolla su prolífica carrera, después de estudiar en una escuela inglesa, tomar clases de ballet y relacionarse con intelectuales y artistas . En 1937 Nellie fue designada directora de la Escuela Nacional de Danza, cargó que ocupó hasta 1984 con innumerables obras propias que resultaron grandes éxitos.
Pero a Nellie se le considera por encima de todo, la escritora de la Revolución.
Pero la vida de esta mujer valiosa y precursora en la historia de la danza y de la literatura en México tuvo un final trágico. A los 84 años desapareció de la vida pública y de los lugares que frecuentaba y nadie supo más de ella. Estuvo desaparecida desde 1986 hasta 1999.
Después de una exhaustiva investigación se supo la verdad: Nellie murió el 9 de julio de 1986 en el poblado Villa de Obregón, estado de Hidalgo, donde fue enterrada. Sus últimos años de vida fue secuestrada por Claudio Niño Cienfuentes y su esposa, una exalumna de Campobello, María Cristina Belmont. Fue privada de su libertad, y valiéndose de su vejez, enfermedad, soledad y ausencia de herederos directos, fue obligada a firmar un testamento para que ellos cobraran su pensión.
Las autoridades exhumaron los restos de Campobello, le organizaron un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes el 27 de junio de 1999, y la trasladaron a su ciudad natal, Villa Ocampo, donde el gobierno estatal hizo un monumento en su honor y la declararon Hija Distinguida de la localidad que la vio nacer.
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