Esta vez quisiera dedicarle una mención a nuestro gran y universal poeta, Octavio Paz.
Paz nació en la ciudad de México el 31 de marzo d 1914. Sus orígenes familiares inmediatos le vincularon a la Revolución mexicana; sus abuelos maternos eran andaluces. Tuvo un temprano empleo en el banco de México, que consistía en separar los billetes usados que debían destruirse, lo cual le dio una primera visión crítica de la economía de mercado y el dinero.
En l937 participó en el Congreso de Escritores Antifascistas de Valencia; había sido recibido en París por Pablo Neruda y Luis Buñuel, y viajó en tren por España con André Malraux, Stepehn Spender e Iliá Ehrenburg. En España, Octavio Paz trató, entre otros, a Miguel Hernández, a Luis Cernuda y a Rafael Alberti, a quien ya había conocido en México. Dio una lectura de sus poemas en Barcelona, en un acto organizado por Esquerra Republicana de Catalunya.
Octavio Paz viajó desde muy joven por los Estados Unidos, y en 1944 obtuvo una beca Guggenheim. Ingresó en el servicio diplomático, y fue secretario de la embajada de México en París, donde trató a André Breton, Joan Miró y otros surrealistas, a alguno de los cuales, como Benjamin Péret, había ya conocido en México e intervino con Albert Camus en un importante acto antifranquista. Fue luego encargado de negocios en el Japón en 1951, y finalmente embajador en la India desde 1962 hasta 1968, fecha en que dimitió en protesta por la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas.
La etapa de su vida que se inicia entonces viene caracterizada por las actividades docentes (en Cambridge y Harvard), las colaboraciones en prensa y televisión y los reconocimientos literarios internacionales (premio Jesusalén, premio Cervantes, premio Tocqueville y finalmente premio Nobel en 1990).
Buena parte de los artículos y reseñas dedicados a Octavio Paz dan una idea incompleta e imprecisa de su actividad. En efecto, la obra de Paz es muy vasta, y de gran valor en cualquier campo de los por él abarcados, pero importa ver cuál es su núcleo esencial. Para ello debemos situarnos en el momento en que el escritor adquiere su perfil definitivo (tal vez entre los cuarenta y cinco y cincuenta años de su edad), en el momento en que el peso y la entidad de la obra a é debida permiten saber que con certeza ocupará un lugar relevante en la historia de la literatura y la convierte desde ya en un clásico viviente.
Ahora vayamos a uno de sus poemas reunidos en Ärbol Adentro, compuesto por poemas cortos, de tono lírico, cuyo tema central es el tiempo, a la vez fugitivo y estable.
La poesía de Octavio Paz es aquí enormemente móvil y agitada, pero, aun en los registros graves, manifiesta ante todo una admirable vitalidad.
(extracto de un texto introductorio a la obra de Paz Escrito por Pere Gimferrer)
De Árbol Adentro….
PROEMA
A veces la poesía es el vértigo de los cuerpos y el vértigo
De la dicha y el vértigo de la muerte;
El paseo con los ojos cerrados al borde del despeñadero y
La verbena en los jardines submarinos;
La risa que incendia los preceptos y los santos mandamientos;
El descenso de las palabras paracaídas sobre los arenales
De la página;
La desesperación que se embarca en un barco de papel y
Atraviesa,
Durante cuarenta noches y cuarenta días, el mar de la an.
Gustia nocturna y el pedregal de la angustia diurna;
La idolatría al yo y la execración al yo y a la disipación del yo;
La degollación de los epítetos, el entierro de los espejos;
La recolección de los pronombres acabados de cortar en el
Jardín de Epicuro y en el de Netzahualcoyotl;
El solo de la flauta en la terraza de la memoria y el baile de
Llamas en la cueva del pensamiento;
Las migraciones de miríadas de verbos, alas y garras, semillas y manos;
Los sustantivos óseos y llenos de raíces, plantados en las
Ondulaciones del lenguaje;
El amor a lo nunca visto y el amor a lo nunca oído y el
Amor a lo nunca dicho: el amor al amor.
O
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