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Hortensia Contreras

Origen de los Huehuehtlatolli. 5a entrega.

Y seguimos con ciertas páginas del Huehuehtlatolli: RESPUESTA CON QUE LA HIJA así contesta a su madre y le agradece su plática, su enseñanza

Me has favorecido, mi hermana mayor, a mí que soy tu collar, tu pluma preciosa. ¿A dónde en verdad me irás a dejar? ¿A dónde me irás a entregar? Porque en tu seno, en tu pecho he vivido, he nacido, yo muchachita, niñita. Que así yo lo vea en ti que tú eres mi madre, mi hermana mayor, mi padre.


Mucho reclaman tu rostro, tu corazón, tu cuerpo (en recompensa) porque así, por mí te privaste de algo, así me criaste. Junto al fogón, en el hogar sobre mí cabeceabas (preocupada) si me habías lastimado el labio o si me arrullabas; porque por mí temiste que algo imprevisto pudiera ocurrir; no con tranquilidad hiciste el sueño, el descanso; bien por mí velaste y con tu mano recogías mi orina, mi excremento; no con tranquilidad, no apaciblemente (no sin dificultades) se hacía enjundiosa, venía a derramarse tu lechita que en mi boca echaste, me escurriste.


Con dificultad viene a brotar tu lechecita porque eso es lo que ahora haces, porque por mí así en tu seno, en tus entrañas, junto a ti, ha habido miseria y ahora no son tu pertenencia el costo de tu huso, el costo de tu tablilla para tejer (lo que ganas con tus trabajos de mujer), lo que me diste a beber, lo que me diste a comer para que un poquito viniera a crecer, viniera a embarnecer.


Y ahora no desfalleces por mí, ya otra vez me dices, me das lo que pone de pie, lo que hace vivir. ¿Y yo que te daré en pago? ¿Con que apaciguaré a tu corazón, a tu cuerpo? Porque aún soy muchachita, porque aún soy niñita, porque aún amontono la tierra, juego con tiestos; y todavía no madura mi rostro, mi corazón.


Y como lo quiera el Señor, el Señor Nuestro, acaso será mi don, acaso será mi merecimiento lo que me has dicho, lo que me has dado, un labio, una boca, tu llanto, tus lágrimas. Y tú acaso merecerás en alguna parte un poquito, el calor, lo tibio, su calor, su tibieza del Señor Nuestro. ¡Si me lo diera (ojalá sea mi don) ahora que mucho ha hecho otorgamientos tu corazón. Yérguete mi hermana mayor!



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