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Hortensia Contreras

Origen de los Huhuehtlatolli. 2° entrega.

Y continuando con la transcripción de algunos extractos de los Huhuehtlatolli (Testimonios de la Antigua Palabra), recogidos por Bernardino de Sahagún, Andrés de Olmos y otros, hoy voy a transcribir una selección de la Exhortación con que el Padre así habla, <así instruye a su hijo para que bien, rectamente viva…


Hijo mío, mi collar, mi pluma preciosa, has venido a la vida, has nacido, ha venido a salir a la tierra, en la tierra del Señor Nuestro. Te forjó, te dio forma, te hizo nacer Aquél por quien se vive, Dios. Hemos visto por ti tus madres, tus padres; y tus tías, tus tíos, tus parientes, han visto por ti, han llorado, han sufrido por ti en tanto venías, en tanto nacías sobre la tierra.


Y ahora, por breve tiempo, has venido a mirar, has venido a crecer, has venido a echar tallos, has venido a embarnecer, como si fueras un pajarito apenas puedes picotear; así te has presentado, te has hecho grande, has crecido como si acabaras de salir de tu cascaroncito, como si te hubieran arropado con algo precioso, como si te hubieran brotado tu colita, tus alitas, como si apenas movieras tu manita, tu piececito, tu cabecita, como si ya hicieras el intento de andar volando.


Y como lo determine Aquél por quien se vive, acaso por un día, acaso por dos días hemos de pedirte en préstamo como cosa nuestra, hemos de solicitar en préstamo un collar, hemos de pedir en préstamo una pluma preciosa. Gracias al Señor Nuestro, acaso estarás de pie, acaso vivirás en la tierra. Que en paz, con alegría vengas a estar, vengas a desarrollarte. No con precipitación, colócate junto, al lado del Señor Nuestro para que se compadezca de ti.


Por su generosidad sírvelo amorosamente para que te ayude, para que su corazón otorgue, para que te entregue sus dones, aquello de lo que eres digno, tu merecimiento, tu estar en pie, tu mantenimiento. Con eso podrás erguirte, con eso podrás vivir para que no andes metiéndote entre las nubes, en la oscuridad.


Y ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de la madre, del padre, porque es su don, porque es su merecimiento; porque a ellos les corresponde el servicio, la obediencia, el respeto. Porque no podrá estar en pie, no podrá vivir aquel que no obedezca, que no quiera honrar a su madre, a su padre, el que no les tenga respeto. Porque (el que así obre) será llamado huérfano perverso. En fin, no vivas con desvarío, no sin consideración andes huyendo, no sin consideración te andes metiendo frente a las personas, junto a las gentes. Sólo con tranquilidad, sólo con tiento vive porque ello es bueno, porque ello es recto. Humíllate, inclínate con respeto, baja la cabeza, sométete.


Y háblale bien a la gente, ruégale mucho a las personas, respétalas, témelas, obedécelas, ámalas, porque así vivirás, así estarás de pie. No sigas el camino, el principio de aquel que está allá, que allá vive, que anda embriagándose, que anda emborrachándose, que en sus manos escupe, que saca fuego con las manos, que se queda con algo en su cuello, que se queda con algo en su mano, que se ata bien el trasero, que se golpea la cadera, que se cuelga en lo alto, que da alaridos, que da voces, que grita como si hubiera comido las hierbas estupefacientes, el hongo, como si hubiera bebido el pulque. Ya no respeta a su madre, a su padre, sólo contra ellos se vuelve, ya no les teme, ya no los tiene en algo, sólo sin reflexión da alaridos, da voces. Ya allá no tiene rostro, ya allá no están bien su rostro, su corazón. Él ya no eleva el canto, no dice la palabra.


Y no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano, de la anciana o del enfermo, o de aquél que sufre con los errores, o de quien frente a ti incurrió en faltas, de quien las cometió.


Todas estas cosas te digo. Sólo así con ello, serás discreto, observarás, sólo así te inclinarás humildemente para que no te ocurra como te sucedería si te rieras, si a su costa bromearas, si las menospreciaras.


Y si te burlas de la gente, así, no saldrás humano. Con chile, con humo verás la tierra. Y si respetas a los hijos de Dios, sólo con tranquilidad, sólo con alegría morirás. Vive con tranquilidad, con alegría; no andes como tonto, no andes jadeando.


Y ten cuidado de la palabra de la gente; no te andes haciendo como chismoso, calumniador, en ninguna parte, en ningún lugar andes perturbando a la gente, no enfrentes a las personas. Arroja también de ti lo no bueno, lo no recto, el polvo, la basura.


Si bien has de vivir, si bien haces esto que te digo, cuando seas visto, por ti, la piedra, el palo, se los dirigirán a aquel que no bien viva, a aquel que no obedezca a su padre, a su madre.


Y ahora, ya es todo. Ya me retiro, yo, tu madre. Tu padre. Así te doy aliento, así te fortalezco, así te pongo barniz blanco, así te atavío con plumas. Ahora esto es todo lo que tú has oído. Ojalá que esto te sea inspiración, te haga recordar al Señor Nuestro, Dios.



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