La filosofía que está contenida en los Huehuetlahtolli, da testimonio de la ancestral sabiduría del mundo nahua. El lenguaje en que están expresados tiene grandes primores y su contenido concierne a los principios y normas vigentes en el orden social, político y religioso de ese mundo.
Y ahora transcribiremos la respuesta del hijo a la exhortación e instrucción que recibe de su padre.
Respuesta en que el hijo así contesta a su padre…
Padre mío, ha hecho otorgamiento tu corazón, has sido benévolo conmigo, soy tu collar, tu pluma de quetzal. ¿Acaso tomaré, me apropiaré de lo dicho, lo expresado que viene a salir, a derramarse de tus entrañas, de tu garganta? Así cumples tu deber conmigo que soy tu collar, tu pluma de quetzal; así no me enfadaré. Quizás alguna vez hice, realicé lo no bueno, lo no recto; así nada se te reprenderá, padre mío.
Aún soy un niñito, un chiquillo, que aún remuevo la tierra, que estoy jugando con tiestos, que todavía no mucho me doy cuenta, escucho; no mucho he crecido, aún no soy prudente.
¿A dónde en verdad me enviarás? Porque tú eres mi madre, mi padre, porque soy tu sangre, tu color; porque aún saldrá, se manifestará lo dicho, lo expresado por ti que eres mi madre, mi padre. ¿Acaso me desampararás? Sólo cuando no pueda hacerla mía tu palabra, tu palabra, cuando no pueda apropiármela, entonces tú me abandonarás.
Y ahora eso es todo; así devuelvo tu aliento, tu palabra, un labio, una boca tartamuda, la palabra de niñitos, la que aún no bien sale, la que aún no bien cae; un labio, una boca, yérguete padre mío.
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