Reseñas de calles y monumentos que junto con tradiciones y leyendas hacen del Centro Histórico un lugar cargado de memorias de hoy y de antaño. Hoy vayamos a la Plaza de la Santa Veracruz y la construcción da la Iglesia que le dio nombre....
Allá en el año de 1526 fundó don Hernando Cortés la Archicofradía de la Cruz, en memoria y acción de gracias por haber desembarcado felizmente en el puerto de Veracruz. Dicha cofradía estuvo formada por la gente noble y principal que había entonces, concediéndole ésta, en Cabildo del 17 de mayo de 1527, por petición ex-profesa de los cofrades un solar en la calle de Tlacopan (hoy Tacuba), en la parte donde cae agua por una canoa del acueducto de Chapultepec (muy próximo al sitio que ocupa actualmente la iglesia y la propia ciudad, encontrándole inconvenientes al sitio, en Cabildo del 3 de junio del mismo año, cedió otro sitio detrás del Monasterio del Señor San Francisco.
Por causas que se ignoran no edificóse la iglesia en éste lugar, sino que en definitiva construyóse en otro solar cedido también sobre la Calzada de Tacuba, y junto "a tres árboles secos y una ermita", la que en estado de iglesia particular estuvo en funciones hasta el año 1568 en el que fue erigida la parroquia.
Grandes preeminencias y numerosas prerrogativas gozaron los cofrades, otorgadas por los monarcas hispanos y por diversos pontífices, y aun virreyes.
En el sacro recinto se fundaron y tuvieron asiento las famosas Cofradías del Santísimo Sacramento, la de los Esclavos del Santísimo y la "Muy Ilustre de Ciudadanos de la Santa Veracruz" (1824), de la cual fue socio y protector el entonces presidente de la República, don Guadalupe Victoria; además, la Congregación de San Francisco Javier, cuyo titular fue nombrado patrón de la Ciudad (1660) y finalmente, la Cofradía de la Santa Veracruz y Lágrimas de San Pedro, conocida vulgarmente con el nombre de "los Pedros", por haberse compuesto por negros, mulatos, morenos y castas, obreros y operarios de obrajes.
Casi dos centurias después, en el año de 1728, hubo necesidad de reparar la iglesia primitiva, y transcurridos treinta años, en virtud de amenazas de ruina, se resolvió por los caballeros cofrades levantarla de nuevo mediante dádivas y limosnas, principiándose la nueva obra el día 10 de mayo de 1757 y concluyéndose en el mes de septiembre de 1764. La dedicación del flamante templo hízose a San Blas el día trece del propio mes y año, en medio de grandes solemnidades religiosas y profanas.
"El interior del templo tiene cincuenta y medio varas de largo por diez y tercia de ancho, alumbrado con ocho grandes ventanas, todo de buen material de tezontle y cantera".
ato curioso diremos que el R.P. don Toribio Brizuela fue el primer cura de la iglesia parroquial.
El 27 de abril de 1837, ordenóse la demolición del camposanto que se hallaba en el frente del templo, no llevándose a efecto la determinación por varias interposiciones y motivos, hasta el año de 1867 en que surtió efectos tal ordenamiento, comenzándose a edificar casas en dicho lugar.
Con el levantamiento de estas construcciones sufrió demérito el magnífico templo, uno de los más interesantes y hermosos de esta Capital, sobre todo en el costado sur, donde habíanse adosado unas antiestéticas accesorias, que afortunadamente fueron derribadas en el año de 1924, debido a las acuciosas gestiones que sobre el particular llevó a efecto el señor Jorge Enciso, entonces encargado de la Inspección General de Monumentos Coloniales, reedificando a la vez la airosa barda que hoy ostenta hacia aquel lado.
Tales son los datos principales que hay sobre esta joya colonial, cuyo origen es de los más antiguos de México, y en el que, en remotos tiempos, posaba la milagrosa imagen de la Virgen de los Remedios, siempre que era trasladada a la Capital para haber de calmar alguna calamidad pública.
Lauro E. Rosell; IGLESIAS Y CONVENTOS DE MEXICO. Editorial Patria
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