(Extracto del escrito de Kabir Helminski, S.XVIII acerca del gran Rumi).
Yalal al-din Rumi (1207-1273), nació en Balj, provincia persa de Jorasán, en lo que hoy día es Afganistán. Provenía de una familia distinguida que podía trazar su linaje hasta Abú Bakr, compañero del profeta Mohammed y primer califa del Islam. Su padre, Baja’ud-din, era uno de los profesores de religión más eminentes de esa gran ciudad. A pesar de su posición acomodada, Baja’uddin decidió dejar la ciudad y buscar un hogar nuevo más al sur, ya que ésos eran los días de Gengis Khan, y la mayor parte de Asia central se veía sujeta a la invasión mongol. Tuvo razón al hacerlo, porque Balj fue invadida y saqueada por los mongoles y la mayoría de sus habitantes fueron asesinados.
La familia viajó primero a Nishapur, donde fue recibida por el gran poeta Faridud-din Attr, quien le regaló al joven Yalal una copia de su libro Asrár-náma (El libro de los misterios). Attar dijo: “Este joven está destinado a incendiar muchos corazones.”
Posteriormente, la familia viajó a Bagdad, La Meca y Damasco, antes de assentarse en Konia, que era la capital del imperio Selyuk y un centro estable en esa época. En Konia, Baja’uddin aceptó una posición importante como maestro de religión, que sería heredada por Yalal, y esta ciudad antigua de la planicie de Anatolia se convertiría en el hogar vitalicio de Yalal al-din y sus descendientes.
El siglo XIII fue de logros, destrucción, renacimiento y decadencia. En 1204, durante la cuarta cruzada, los cruzados atacaron y destruyeron Constantinopla y masacraron a buena parte de su población. La gran ciudad contenía tesoros únicos de arte y de conocimiento; el emperador había guardado en la ciudad las grandes reliquias cristianas. La riqueza de sus iglesias no tenía rival en el mundo cristiano, sobre todo la catedral de Santa Sofía. Los cruzados, ebrios y sin disciplina, compitieron con los clérigos latinos para obtener la mayor cantidad del botín. Pero casi todo se perdió y sólo una pequeña parte llegó a Europa. A partir de este momento se dio el cisma entre la Iglesia ortodoxa de Oriente y la Iglesia Romana de Occidente. A los bizantinos les era difícil conciliar los actos de sacrilegio y crueldad deliberada de los cruzados y los clérigos latinos, ya que los musulmanes siempre había mostrado un respeto auténtico por sus espacios sagrados.
Mientras la Inquisición papal se establecía en Europa y Gengis Khan arrasaba con las tierras de Oriente, muchas de las personalidades espirituales más elevadas de entonces estaban sembrando semillas que se cosecharía durante las centurias venideras. El siglo XII vio el establecimiento de la escolástica en Europa y en el siglo XIII se establecieron las universidades de París y de Oxford, siguiendo el modelo de la Universidad de Córdoba en Andalucía. Santo Domingo, en 1216, fundó una orden religiosa basada en la pobreza apostólica y San Francisco de Asís conversó con Salah al-Din, sultán de Egipto, en Damieta en 1219.
Este mismo período produjo muchas de las mayores figuras, tanto espirituales como literarias, de la cultura islámica después de la muerte del Profeta. En el siglo XII, Abú Hamid Al-Ghazzáli había integrado las ideas místicas del sufismo con la teología ortodoxa, haciéndolas accesibles a un mayor número de personas. En Persia, se sintetizó una teosofía de la iluminación de fuentes islámicas y persas, incorporando la sabiduría de siglos. Hakím Sana’i escribió El Jardín Amurallado, que sentó las bases para mucha de la poesía mística-didáctica que siguió, incluido el Masnavi de Rumi. La especulación mística islámica encontró su mayor exponente con Ibn’Arabi, conocido como el “polo del conocimiento” Rumi es el “polo del amor”).
En fin, ¿Quién es este Rumi que se ha convertido en una de las voces más entrañables del escenario espiritual y la literatura contemporánea? ¿Cómo es que escribe de manera tan apremiante a nuestras sensibilidades actuales? ¿Qué necesidad llena?? ¿Qué herida ayuda a sanar? ¿Cómo es que un santo islámico del siglo XIII se convierte en el amado de tantos que confiesan que no les gusta la poesía, ni la disciplina espiritual? Hoy día en las mezquitas, en los cafés, en el ámbito académico la gente está leyendo y citando a Rumi.
No hay duda de que sea una de las grandes figuras de la literatura de todos los tiempos. Dentro de la cultura islámica, especialmente en los Balcanes, Turquía, Paquistán e India, Rumi es amado profundamente. Su obra incluye una colección masiva de poemas líricos, el Diván Shams-i Tabriz, así como los seis volúmenes del Masnavi que es una colección de versos que entreteje una tela rica de cuentos, humos y enseñanza espiritual.
De alguna manera, Rumi da voz a un anhelo inconsciente den la psique occidental.
¿Qué es lo que afecta al lector moderno cuando lee a Rumi?
En primer lugar, se le percibe como una voz universal que nos llama de un lugar más allá de la religiosidad convencional y de las creencias limitantes.
No hay duda de que Mevlana es un ser humano universal, que trascendió las limitaciones de su cultura y de su era. En su logro espiritual fue más allá de la fe ciega hacia una certeza espiritual, pero eso nunca disminuyó o debilitó su lealtad y su amor hacia la revelación Qur’anica y el legado profético. Es muy difícil para los occidentales modernos, desilusionados con la religión institucional y las doctrinas religiosas, comprender cómo es posible alcanzar ese estado y seguir siendo musulmán; no obstante, para el místico musulmán, el Islam es un campo amplio para la mente y el corazón liberados.
El segundo motivo de su popularidad puede deberse a que se mantiene ambigua la frontera entre el amor humano y el divino.
Mevlana ofreció una espiritualidad que es profundamente racional, además de escribir sobre la relación entre el amor humano y el divino. No sólo todo amor lleva al amor divino, sino también en la amistad y el diálogo espirituales hay un misterio y una posibilidad.
Un tercer punto tiene que ver con el éxtasis y la intoxicación. Mevlana es estático en un mundo moderno que está hambriento de éxtasis verdadero.
La experiencia espiritual nos debería llevar más allá de nuestras preocupaciones mundanas hacia una experiencia de nuestra naturaleza humana esencial y a nuestro verdadero hogar espiritual.
Por último, quizá el valor más significativo de Mevlana es que él es la voz más clara y más poderosa del amor Divino y cósmico.
Rumi nos despierta al hecho de que no sólo Dios es el Amado del ser humano, sino que muestra algo más profundo y aun escandalizante: que el ser humano es el amado, la amada, de Dios.
El tema de la poesía de Rumi no es la vida, sino algo más que la vida. Rumi escribe desde un lugar más allá del pensamiento y de las emociones. Su poesía no es la búsqueda de una verdad o conocimiento inmanente, o un descubrimiento del mundo externo; es más bien una elaboración de un aquí instantáneo, una canción de experiencia interna que inunda al mundo, pero que no viene de él. Es un éxtasis de sabiduría que se transmuta en palabras, sonidos e imágenes.
Rumi construye un modelo de un mundo interno inmenso, utilizando cada ejemplo posible y cada situación del mundo externo como una metáfora
Cerremos con un poema de Mevlana, que describe el dolor del ser humano que sin cesar anhela la Realidad:
Porque no puedo dormir
Toco música por la noche.
Estoy turbado por aquella
Cuyo rostro tiene el color de las flores en primavera.
No tengo sueño, ni paciencia,
Ni una buena reputación, ni la desgracia.
Han desaparecido mil ropajes de sabiduría;
Mis buenos modales se han mudado a mil millas de distancia.
El corazón y la mente han quedado enojados entre sí,
Las estrellas y la Luna se envidian.
Debido a esta enajenación, el universo físico
Está comprimiéndose cada vez más.
La Luna dice: “¿Cuánto tiempo duraré
Suspendida sin un sol?”
Sin la joya del Amor en mi interior,
Que el bazar de mi existencia sea destruido
Piedra por piedra.
¡Oh, Amor, te han dado mil nombres!
¡Oh, Tú que saber cómo verter el vino
En el cáliz del uerpo!
Tú das cultura a mil culturas
Tú que no tienes rostro pero tienes mil rostros,
¡Oh Amor, Tú que das forma a las caras
De turcos, europeos y zanzibaríes,
Dame un vaso de Tu botella
O un manojo de hierba
De Tu rama.
Descorcha una vez más,
Entonces vemos postrarse a mil jefes
Y tocará un círculo de trovadores extáticos,
El adicto se verá libre de deseo,
Y resucitará,
Y estará erguido y asombrado
Hasta el día del Reconocimiento.
Mevlana Yalal al-din Rumi
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